Solo invertiremos en activos que podamos comprar por un precio muy inferior a nuestra estimación de su valor intrínseco. Parece fácil, pero no lo es. Y sorprendentemente, pocos inversores profesionales lo hacen. La jerga de la industria separa “valor” de “crecimiento”, basándose la distinción de la contabilidad y ratios de valoración. Creemos que invertir en valor también puede incluir invertir en crecimiento (descontando la incertidumbre), siempre y cuando se haga de manera disciplinada y sin pagar un sobreprecio.
Todo el mundo quiere hacerse rico rápidamente. Creemos que la mayor parte del mercado es demasiado cortoplacista, por diversas razones. Keynes dijo “es mejor para tu reputación fallar en compañía que tener éxito en solitario”. Si a esto sumamos sesgos conductuales del subconsciente como la avaricia, pensamiento grupal etc, la importancia de la situación es clara. Una de las armas más importantes con las que cuenta un inversor en valor es su habilidad para explotar estos sesgos cortoplacistas, simplemente eliminando el pánico que frecuentemente mueve los mercados. Creemos que, con el tiempo, los precios de nuestras acciones infravaloradas convergerán hacia su valor intrínseco, aunque debemos ser pacientes. Creemos en los sesgos conductuales y tratamos de mitigar su riesgo siendo conscientes de nuestras limitaciones, realizando un análisis profundo y centrándonos en el medio y largo plazo.
Muchos inversores profesionales parecen realizar muy poco estudio, siguiendo meras corazonadas, informes de los bancos de inversión u opiniones de otros inversores sin ni siquiera verificar los datos. Nosotros conocemos ¿estudiamos? un negocio a fondo antes de invertir en, tomándonos el tiempo necesario para hablar con aquellos que lo conocen mejor que nadie (por ejemplo, clientes, proveedores, competidores, antiguos empleados y otros expertos).
La mayor parte del mercado cree que se necesitan cientos de acciones para estar bien diversificado. Esto no es correcto. Ocho acciones son suficientes para lograr el 96% de los beneficios de la diversificación. Cuantas más acciones posee una cartera, más se arriesga por el mero hecho de replicar un índice, diluyendo las mejores ideas entre otras mediocres.
Una manera eficaz de ahorrar dinero es reducir los costes ligados a transacciones (comisiones/spreads/impuestos). Un gestor rota la totalidad de su cartera más de una vez al año como promedio, lo que significa buenas noticias para sus brókeres, pero no tanto para sus inversores.
La mayoría de los fondos tienen mandatos autoimpuestos y están limitados por un índice, geografía, capitalización bursátil, liquidez, rating o cualquier otra restricción arbitraria. Creemos que un mandato flexible nos permite aprovechar las oportunidades que estos fondos limitados dejan sobre la mesa, teniendo más y mejores oportunidades de inversión. Por ejemplo, cuando una empresa deja de cotizar en el S&P500 o un bono con grado de inversión pasa a ser “high yield”, miles de fondos activos y pasivos pasan a ser vendedores forzados, lo que lleva a que la caída de precios del activo sea muy superior a la que debería ser en base a los márgenes de seguridad de la compañía.
Estas limitaciones abren un amplio abanico de oportunidades de inversión y nuestra estrategia basada en situaciones especiales (spin-offs, fusiones, concursos de acreedores, estrés financiero) explota todas estas limitaciones.
La posibilidad de mantener liquidez resulta a su vez positiva, ya que permite utilizar dicha liquidez en ideas de inversión que vayan a generar retornos y no desaprovecharla en ideas que no resulten atractivas. Debido a la notoriedad de la Teoría del Mercado Eficiente, las funciones de “asset allocation” de los gestores fueron a parar a consultores especializados. Los gestores dejaron de buscar buenas ideas a lo largo de la estructura de capital de una empresa, y se les exigía que estuvieran invertidos al 100% ya que su función pasó a ser la de ofrece “exposición a renta variable” o “exposición a renta fija”, dejando de lado su criterio de invertir sólo cuando hayan buenas oportunidades.
Existen deseconomías de escala a la hora de invertir. Cuanto más grande es un fondo, más pequeño resulta el universo de acciones que se pueden invertir. De esta manera, se reduce el número de oportunidades de inversión atractivas y se incrementa la competitividad para hacerse con ellas.
Nuestra estrategia de búsqueda de oportunidades nos permite encontrar ideas de inversión rápidamente, de tal manera que tenemos más tiempo para estudiarlas a fondo.
Un análisis profundo nos permite tomar mejores decisiones de compra/venta, incrementando nuestra convicción en las ideas.
Usamos una lista de control de factores a analizar y monitorizamos elementos cuantitativos para minimizar nuestros sesgos conductuales.
La construcción y la monitorización minuciosas de la cartera, junto al análisis profundo nos permiten tomar decisiones a largo plazo. Especialmente, si comparamos estas decisiones a con las de aquellos inversores que compran y venden guiados por el cortoplacismo, miedos macroeconómicos o la avaricia.
Nos importa generar retornos para nuestros clientes tanto como para nosotros mismos. Co-invertimos en el fondo con usted y compartimos sus penas y alegrías. Los grandes fondos de inversión tienen un ratio enorme de los equipos de ventas sobre los equipos inversores. Les importa más vender fondos para captar activos bajo gestión y generar comisiones que los retornos generan sus fondos. Siempre y cuando los retornos no sean desastrosos, están contentos cuando son mediocres y comisiones cobradas son altas. Creemos que los retornos generados para nuestros clientes son nuestra mejor estrategia de marketing.
Nos centramos en el riesgo de pérdida y su probabilidad. La mayoría de fondos se centran en cuánto dinero podrían ganar y no en cuánto se podría torcer la situación. El interés compuesto solo funciona si las caídas son limitadas a lo largo del tiempo. No nos importan demasiado caídas del mercado en el corto plazo, pero nos centramos en la probabilidad de pérdidas permanentes te capital.
No se puede pagar el colegio de los niños, la jubilación o un coche nuevo mediante retornos mejores que un índice. Nosotros no nos guiamos por un índice particular o por lo que hace “el mercado”. Nos centramos en si tiene sentido la inversión desde un punto de vista de retorno absoluto (considerando, a su vez, la inflación y la capacidad de compra). La mayor parte de inversores solo se preocupan por cómo son sus rentabilidades comparadas con las de sus competidores o del índice. Esto incentiva a que ciertos inversores simplemente repliquen su índice de referencia o persigan hacerse con la próxima acción de moda para no quedarse atrás. Esto puede ser desastroso y acarrear decisiones de inversión inapropiadas.